Una ignorada polémica en torno al patronímico de una población cubana.

24.10.2016 16:26

Por. Prof.Eduardo Milian.(Obra protegida por los derechos de autor en facebook) La seriedad  y fiabilidad de los contenidos aquí  expuesto está por encima de cualquier criterio unilateral .El articulo ha sido escrito  utilizando fuentes de probada veracidad.

RESUMEN

En este artículo se expone un estudio acerca de un problema histórico nunca antes abordado en la historiografía cubana acerca de la denominación de una población fundadada en el territorio habanero. El origen de una interesante polémica en torno a un nombre: ¿Calabazar de La Habana o Santa Cristina de la Nueva Palmira?.Se aborda cuestiones que han permanecido hasta hoy ocultas o insuficientemente tratadas en la historiografía nacional y local y que han salido a la luz tras largos años de investigación y rastreo de información. Se muestra las consecuencias negativas de tal asunto, su resurgimiento en la primera república y  manifestación en tiempos más próximo. Factores contextuales que estimulan dicho problema, limitaciones y  paliativos para aminorar sus consecuencias negativas. Manifestaciones en la actualidad que inciden negativamente y que conspiran para  la solución del problema. Consideraciones  generales del asunto en el actual contexto socio-económico e histórico regional y su interés científico para las ciencias sociales. Con su lectura se  podrá entender algunos de los  problemas existentes en nuestros días.

Palabras Claves: Historia Regional habanera.Un proceso fundacional.Colonia y polemico nombres.Cuba

INTRODUCCIÓN

  Son muchos los escritores que han creado su pueblo místico; como historiador me alejo de esa misticidad  para emprender un viaje por la historia autentica de esta comunidad, enriquecida con sus crónicas y recuerdos iluminados por el tiempo, reconstruyendo, en periplo imaginario, fragmentos de su pasado. Parajes donde muchas generaciones han nacido, crecido, vivido o se marcharon cada uno al rincón escogido. El lugar donde desde la adolescencia y juventud quede atrapado por el virus de la curiosidad histórica. Desafortunadamente el desconocimiento y su ignorada historia ha provocado que algunos coterráneos posean una idea desatinada de esta  población porque centran su vista únicamente en lo externo, hecho que los conduce a errores; otros, se han forjado una idea idílica y hasta sentimental sin penetrar en sus intimidades. Es cierto que hoy no es todo lo bello que un día llamo la atención de los habaneros que lo identificaban con el aforismo de “Poético y misterioso Calabazar”1, eso no fue casual. Entonces era un pueblo ensoñador con tradiciones forjadas en el tiempo, con sus “aguas de manantial”, las conocidas “fiestas patronales”, su “olor a ladrillo y barro”, sus humeantes chimeneas que hacían las mañanas rojas y ardientes como el barro que moldean con sus manos los alfareros y ceramistas. Era  poesía y también historia.Dirigir el rumbo a este sitio habanero en tiempo pretérito se convirtió en un interesante viaje siempre cubierto por el parasol de los arboles de la calzada de Bejucal que como colofón permite el arribo al destino añorado y con ello  apreciar la antigua entrada que daba acceso al pueblo, el sólido  puente colonial,  su conocido “Morro” aquel vetusto comercio junto al rio con su mirador donde veraneantes y forasteros podían percibir la belleza del entorno y otras riquezas patrimoniales hoy desaparecidas, descuidadas o abandonadas.

 La pérdida del esplendor que lo caracterizo, de las enraizadas tradiciones que lo identifico, de su vencida belleza urbana y de sitio geográfico preferencial para pasar el verano, ha impedido que esta villa pueda conservar el esplendor vivido. Algunas edificaciones erigidas en lejanos tiempos forman parte de sus “hermosas ruinas” históricas. Hoy es un pueblo empozado en el tiempo atrapado por el silencio melancólico de su existir. A pesar de esos  inconvenientes para muchos  es un pasado que se mira con tristeza. Este espacio, como otros pueblos cubanos es por su trayectoria ejemplo minúsculo y paradigma de la historia nacional. La muestra patrimonial que exhibe esta villa y sus contornos representa las huellas de ese inolvidable pasado.

DESARROLLO

PARTE I

Rememorando ese pasado y experimentando el regocijo de un nuevo aniversario del acto fundacional que le dio vida propia analizare un hecho desconocido e ignorado por la historia regional y nacional: el controvertido nombre “Santa Cristina de la Nueva Palmira”propuesto para designar la nueva población fundada  junto al puente y rio del Calabazar.Para incursionar en este problema y descifrar tal enigma es necesario reflexionar, retrotraerse de modo sucinto a épocas lejanas. En esta oportunidad, abordare tal asunto nunca antes tratado en la historia local y provincial; el por qué en su proceso fundacional, en lugar  de su primitiva denominación; el Cabildo municipal acordó nombrarlo “Santa Cristina”. Siguiendo el orden lógico de este análisis debemos preguntarnos:

  ¿Por qué  razón este pueblo pudo perder su nombre originario para recibir otro título?    ¿Cuáles son las causas que motivaron su bautizo con nuevo patronímico a más de dos siglos de la aparición de su primitivo apelativo? ¿Cuál es la argumentación para aplicar tal denominación? ¿Qué se esconde tras esta discordancia?

Tratare en adelante de descifrar esta incognita .Para lograrlo es necesario incursionar en su aparición y evolución como comunidad habanera.

 Búsqueda de una respuesta

  Siempre me llamo poderosamente la atención esta infrecuente, extraña e insólita contradicción pocas veces acontecida en un proceso fundacional. Para descifrar tal incógnita y las causas de dicha dicotomía  tuve que remitirme  al  origen de su patronímico y la procedencia de los primeros colonizadores aquí asentados. Ciertamente la memoria histórica de la comarca arranca con la conquista y colonización iniciada  tempranamente al constituir lugar favorecido por la presencia del río “La Chorrera” o “Almendares” . Durante la ocupación de la Isla fue la vía principal de penetración colonial hacia el interior del territorio. Siguiendo su curso se establecieron cortes de maderas, haciendas, vegas de tabaco, ingenios, estancias y huertas.

  La aparición de los primeros hatos y corrales en la profundidad del territorio habanero y la explotación progresiva de la tierra destinada a la cría de ganado y una incipiente producción de vegetales y frutos menores para el autoconsumo primero, y, posteriormente para el abastecimiento de la capital y las flotas ancladas en el puerto, propició a partir de 1550, un naciente movimiento comercial desde el interior hacia la Habana aprovechando los caminos abiertos en la etapa de conquista y ocupación de la Isla. Durante esos años aparecen los nombres, -en su mayor parte surgidos de voces aborígenes, accidentes geográficos, etc..-, que identificaron los puntos principales en el trayecto de los viajes. Sin embargo, el nombre de este lugar tiene un origen  singular. Cuenta la leyenda y también la historia que su nombre se debe  a la existencia de un espeso calabazar ,-,fruto introducido en la isla por los colonizadores-,que creció en las márgenes de rio. Desde tan lejana época este sitio se conoce con esa denominación, nombre que tiempo después se aplico al corral aquí mercedado2. Los carreteros o boyeros en sus frecuentes viajes comerciales se encargaron de divulgar el apelativo que la fuerza de la costumbre convirtió en nombre definitivo para esta parte del río y para el primitivo ingenio azucarero levantado en su cercanía. Años adelante sirvió para identificar el diminuto caserío erigido a finales del siglo XVIII en su ribera, que desde un principio se le identificó como “Aldea del Calabazar” o simplemente “Calabazar”, como se le conoce en la actualidad3.Existen otras versiones, pero esta es la interpretación que tiene más fundamento. Lo cierto es que,- de acuerdo al más exacto rigor histórico-, su bautismo procede de tiempos inmemoriales. Con el crecimiento de la actividad comercial y la división territorial de la provincia su nombre gano popularidad.

  Durante el proceso de expansión radial de la Habana, el territorio es ocupado por los colonizadores más poderosos. Como parte de ese proceso, el 8 de noviembre de 1577 se mercedó el corral denominado “Calabazal”4(se ha respetado la ortografía del documento) solicitado por el Regidor y Tesorero Real Juan Bautista de Rojas, miembro de una de las familias más importantes y poderosas de la colonia5.Dentro de sus derroteros quedaron incluidas las tierras en las que más de dos siglos después se crearon los caseríos de Calabazar, Rancho Boyeros y parte de Arroyo Naranjo4. En tan lejana fecha se inicia la historia de esta comarca.

  Durante los siglos XVI y XVII a población de la comarca fue mínima e inestable como resultado de las migraciones propias de la etapa. Después de los leñadores que irrumpen aquí con el propósito de talar los árboles maderables para obtener maderas preciosas para naves y las nuevas construcciones habaneras, llegaron los Isleños de Canarias dedicados al cultivo del tabaco y consecuentemente a la formación de uno los  primeros “frente pioneros “en la profundidad del territorio con la presencia de una  población de origen canario; que dadas las condiciones geográficas favorables,-aguada y camino-, pudo haber conducido  a la creación de una población primada en este punto, pero por diversos factores no hubo tiempo para tal resultado6.

 Desde tan lejana fecha, en dicho lugar ya se podía escuchar el cantar de los gallos, luchar los perros, llorar un niño, las rústicas herramientas golpeando el tablado para construir un rancho o realizando los desmontes para levantar la vega, el olor característico de la aromática hoja de tabaco, y el chirriar de las primeras carretas, en fin, el instante en que nuestro paisaje se va humanizando. El hombre establecido es el mismo veguero que “con su temprana rebeldía reinició el grito resonante de libertad que no se escuchaba en nuestra tierra desde el inhumano chisporroteo de la pira de Hatuey”7.Este punto de la profundidad del territorio capitalino no permaneció ajeno a esa actitud de rebeldía. El tabaco condicionó el rápido crecimiento demográfico y el añoso camino desde la Villa de la Habana a Batabanó va dejando de ser una vereda solitaria y sombría para convertirse poco a poco en una importante vía de comunicación y arteria económica de La Habana.

 A  juicio, de la Msc.Ada de la Cerda, razonamiento con el que me identifico y que de uno u otro modo he dejado entrever en trabajos precedentes:”por  su ubicación geográfica favorable y el desarrollo vertiginoso de los vegueríos, este sitio se encaminaba a convertirse en el primer agrupamiento poblacional junto al río y camino Real del Sur”8. Sin embargo, ciertos factores causales y temporales  lo impidió. No es hasta el XVIII cuando su poblamiento es más acelerado producto del cultivo de la caña de azúcar y la aparición de estancias y sitios de labor. A ese crecimiento demográfico contribuyo además de los nuevos cultivos, el arribo de nuevos pobladores procedentes de los barrios de Jesús María, Guanabacoa y El Calvario9,  resultado del incendio que afecto esas vetustas barriadas. De hecho, es ese último siglo cuando aparecen los primeros colonos firmemente establecidos aunque dispersos en estancias y sitios de labor, pero el caserío no surgió hasta fines del siglo XVIII y principio del XIX, la propia estructura agraria existente lo impidió. Hasta esa  etapa no hay señal de centro urbano ni actividad económica que conduzca a una fundación.

  A pesar de este inconveniente hay una realidad concomitante mantenida: la ventajosa ubicación, su carácter de punto de tránsito obligatorio y la importancia de una corriente fluvial como el Almendares cuyo caudal permitía la navegación de pequeñas embarcaciones hasta este punto, constituyen factores que en conjunto robustecen progresivamente la economía de la comarca. No es casual que en 1775, cuando se concibió un proyecto conocido como “Canal de Güines”, con el propósito de trasladar por vía fluvial los productos agrícolas y las cajas de azúcar desde la rica llanura del sur de la Habana hasta la capital, se pensara aprovechar el cauce del río pasando por Calabazar10. Sin embargo, por diversas razones, esta obra no paso de la fase proyectual y  nunca se ejecuto. Este acontecimiento representa un termómetro para comprobar la importancia que a este sitio le otorgaba la elite capitalina. Es comprensible además por las favorables condiciones geográficas, la fertilidad de sus tierras para  el fomento diferentes cultivos y cría de ganado unido al agradable clima, su riqueza ambiental y sus cristalinas y saludables aguas de manantial, los abundantes bosques que lo rodeaban y daban frescor al ambiente con condiciones óptimas y poderoso atractivo que lo convierten anos adelante en lugar apropiado para pasar el verano y un lugar ventajoso para la actividad comercial,  un sitio codiciado por la minoría rectora de la economía habanera. Estos factores, en conjunto,  hacen que el lugar sea  ambicionado por los más poderosos .Hecho que se pone de manifiesto en el proceso de solicitud de los vegueros del antiguo caserío surgido en el realengo de “Las Vegas” para fundar su  población en el referido punto y en el momento de aprobación de sus límites jurisdiccionales. Se trata de ciertos obstáculos e inconvenientes iníciales  que se presentaron a la comunidad de labradores asentada en el territorio que después sería Santiago de Las Vegas.   (continuara…)

PARTE II (continuación…)

Inconvenientes transitorios de un proceso

Para conocer esos impedimentos es necesario  incursionar en los recodos  de tal proceso y las ardides y maquinaciones utilizadas por  la  elite de San Cristóbal y sus cómplices de otras regiones  con intereses económicos en esta comarca; pero la oposición más enérgica y efectiva fue por parte del marqués de San Felipe y Santiago porque era el mayor poseedor afectado. A continuación intentare penetrar en las intimidades de tal proceso. Veamos:

  Cuando aún el corral Calabazar no se había fraccionado (1744) el Gobernador de la Isla, Juan Francisco Guemes  y Horcasitas, en presencia de la solicitud de los labradores establecidos en “Las Vegas” que se les permitiera la fundación de un pueblo; y oído el parecer del poderoso Marqués de San Felipe y Santiago del Bejucal, que se oponía a esa petición; comunicaba al Rey que:“ …no sería conveniente que se le diese el título de ciudad ni jurisdicción alguna sino que sus alcaldes fueran pedáneos y electivos como eran antiguamente los de Guanabacoa, quedando en lo civil y criminal indistintamente sujetos a la ciudad de La Habana, pues de lo contrario se daría en su perjuicio la fundación que se pretendía…11.

  Es evidente la oposición del acaudalado noble a la fundación  de Santiago y a que se le asignara jurisdicción propia. Partes de sus interese económicos estaban enmarcados  en esta región y también en Calabazar donde tenía varios molinos de tabaco. Existen otros documentos que demuestran la oposición de la oligarquía habanera y del gobierno colonial de acceder a la solicitud de fundación de un pueblo por los humildes vegueros y establecer jurisdicción propia, ello minaba  sus tradicionales interese económicos. Pienso que a esto poco hay que añadir, que afloran los intereses de los sectores más poderosos de la economía habanera negados a perder su histórico hinterland12. No es casual que desde que se hizo la solicitud -18 de Septiembre de 1744- a que se concedió licencia, transcurrió casi un año, y doce años después fue que el Gobernador, informó del cumplimiento de la voluntad del soberano. Finalmente, aguijoneado por cuatro Órdenes Reales, y a pesar de su inconformidad, el Gobernador tuvo que acceder a la fundación de Santiago como pueblo el 3 de Mayo de 1749, y con ello a establecer su delimitación jurisdiccional con sus límites por el rio por el norte. . A pesar de la oposición abierta o encubierta que opuso la oligarquía habanera a la disposición: “El Fiscal Metropolitano defendió cálidamente en su dictamen la concesión y sugirió una delimitación a partir de Calabazar”13. La decisión fue acatado por los encargados de establecer los límites ínter territoriales. Las tierras ubicadas al sur del río se incorporaron definitivamente a la naciente jurisdicción santiaguera, pero no por ello concluyo  el litigio. Subrepticiamente se mantuvo latente.

    Por el Padrón de 1766 y el testimonio del teniente gobernador de La Habana, Don Pascual de Cisneros, en escrito remitido al cabildo, en 1771, se ofrece una caracterización geográfica de Santiago con sus límites en el que dice que:“ linda por el  norte con la Habana hasta las márgenes del río Calabazar, por el sur con el Surgidero de Batabanó, al este  la villa de Guanabacoa y al oeste con la feligresía de la iglesia auxiliar del  Quemado”14. Esto demuestra que, desde un principio,- -independiente a la animadversión y rechazo que pudo acarrear por parte de la oligarquía habanera-, el límite territorial de la nueva jurisdicción se extendió hasta el río. Esto es comprensible, por un lado; por la presencia de una corriente fluvial tan necesaria para la naciente villa santiaguera erigida en terrenos de escasas aguadas. Por otro, por la inexistencia de fundación alguna que lo impidiera15.Con todos estos argumentos historiadores, geógrafos de la época y los censos de la colonia comienzan a consideran justamente a este pueblo parte de la jurisdicción santiaguera. Sin embargo, hay estudiosos como Ricardo Rousset y otros contemporáneos que sostiene que “el corral Calabazar pertenece al término de La Habana y no al de Santiago de las Vegas originariamente”.16 A favor de tal razonamiento utiliza la comparación entre el territorio que ocupó el antiguo corral y el pueblo que aquí se funda en 1830. Partiendo de este cotejo geográfico,algunos historiadores aseveran que “si este corral abarcaba tierras antes y después del puente, de norte a sur; no eran tierras realengas ni  eran originariamente de Santiago de las Vegas, las que desde mucho antes se les había adjudicado a pesar de la oposición de los vecinos de La Habana pues con esta última demarcación perdía parte de su extensísima jurisdicción  que antes había debido compartir con Guanabacoa y Santa María del Rosario”17.Esto último es válido si se parte de los orígenes de la ocupación originaria del espacio habanero, pero, en mi opinión en una época posterior esa idea carece de fundamento. Esto ocurrió en otros parajes a lo largo y ancho de la Isla.

  De que no eran tierras realengas no existe duda, pero tampoco forman parte de un corral ya inexistente desde la primera mitad del siglo XVIII. Simplemente eran pequeñas propiedades, muy prósperas por cierto, que por su proximidad garantizaban el abasto de la villa, de ahí el origen de la protesta de los comerciantes y vecinos más poderosos de la Habana y la propia inconformidad de los campesinos asentados en este lugar al percibir lo que eso representaba. Sentimiento que fue estimulado por la oligarquía gobernante de San Cristóbal, porque esto afectaba sus intereses económicos. Recordemos de paso algo que-de uno u otro modo se ha ido esbozando: la “ocupación del espacio “en Calabazar, se produce por las élites de poder de la villa capital de la Isla, hecho que  tuvo especial importancia y desempeñó un papel significativo en la tardía descomposición del corral, en la evolución económica del territorio y hasta en algunas  particularidades como comunidad humana.

En resumen, la influencia del poderoso marqués de San Felipe y Santiago del Bejucal y de los comerciantes habaneros fue la causa fundamental del freno que se puso por las autoridades coloniales al cumplimiento de las Cédulas Reales, lo que hizo tan dilatado el proceso.

  Pero, siguiendo el hilo conductor del análisis; es evidente que,- por las razones antes apuntadas-,la ruptura de los límites de la comunidad económica e histórica que la medida conllevaba provocó inconformidad ; discrepancias que como ya se analizó, venían de muy atrás. El litigio condujo a la confrontación de opiniones estimuladas desde la capital y después  a la oposición de familias canarias aquí radicadas por temor a perder sus vínculos económicos con la Habana. Lo cierto es que en el complejo y debatido asunto hay varias aristas y lados oscuros imposible definir totalmente por el momento y simplemente “siguen quedando al olfato e intuición del historiador18.”Pero no hay duda que en él está la raíz originaria de otros problemas colaterales que se manifestaron durante la fundación de Calabazar en 1830, durante su crecimiento como pueblo balneario y durante el tránsito por la república (1902-1959) y en el proceso posterior a dicha fecha. Esto será comprobado en las líneas que siguen a este necesario preámbulo.

Acto fundacional y nombre propuesto

 Los progresos alcanzados por el caserío, la importancia que presenta a finales de la década del veinte, el temor a perder este inapreciable punto geográfico y la comprensión por las autoridades municipales de las ventajas económicas y demográficas que esto representa para la jurisdicción hicieron impostergable su fundación oficial, única promovida después de Santiago de las Vegas y su reconocimiento oficial como entidad poblacional.

  En reunión del Cabildo celebrada el 15 de octubre de 1830, en la ciudad de Santiago de las Vegas, y según aparece en el libro de actas de esa corporación, se tomó el acuerdo de “…promuever el fomento de una nueva población a orillas del “río del Calabazar” y que se denomine “Santa Cristina de la Nueva Palmira *…”19.

¿Qué se esconde  detrás de este acuerdo?

   Era un paso dirigido a romper,-por lo menos formalmente -, con la influencia de la elite habanera. Un análisis contextual del acta de fundación denota algunas incongruencias. El nombre propuesto y acordado para esta población,-que por cierto lo aparta de su centenaria identificación-; respondía por un lado a una costumbre colonial con lo cual rendían honores a los monarcas utilizando sus nombres para identificar territorios, pueblos, ingenios, etc. De igual modo se hacía con las iglesias , con las sociedades de afrocubanas, de socorros mutuos  y otras; esto no era nuevo en nuestra Isla. En este caso particular se saludaba las nupcias de la Reina María Cristina de Borbón. El sustantivo Nueva Palmira está vinculado a otra fenómeno, su parecido con la desaparecida Palmira asiática muy prospera por su ubicación geográfica en la antigüedad20.

Por otro lado; no se reconoce la existencia del poblado antiguo, con su tricentenario apelativo al que se  había agregado desde tiempos atrás un complemento, “de La Habana”.¿ Acaso esto no tuvo que ver con el viejo diferendo para con ello eliminar el nombre, los artículos y el adjetivo que lo identificaba con la capital? Esto nunca se sabrá. Reflexionando sobre el asunto, lo cierto es que el nombre propuesto únicamente aparece en los documentos oficiales y en los planos originales, porque nunca llegó a imponerse pues no siempre los acuerdos oficiales responden al mejor juicio y conveniencia, el pueblo por intuición y respeto a la tradición, cuida que se subsanen los errores. El vecindario se encargo de resolver el nudo controversial. De hecho el añejo apelativo se había generalizado y todos lo seguían aplicando al pequeño poblado, sin que nadie le diera el ordenado por el cabildo. Los vecinos de entonces y después, hasta el presente, han continuado llamando a esta localidad simplemente “Calabazar”, (sin distinguir si es de La Habana o de Santiago) esto es una muestra del profundo sentido de pertenencia de su humilde vecindario. De haberse aprobado el nombre propuesto por el Cabildo ¿Cuál sería el gentilicio de sus pobladores? Sin duda, sus pobladores  habrían dejado  de llamarse calabazarenos o calabacenos, y hoy tendrían otro patronímico

PARTE III y FINAL (Continuación…)

Evolución de la polémica

  Esta polémica cuya raíz tiene un origen tan lejano no termino con la nueva fundación, continúo adelante con el trazado, ampliación y prosperidad del poblado. Durante la tercera década se produce un crecimiento demográfico  en buena medida por la introducción de indios Yucatecos, negros africanos  y chinos traídos como mano de obra para trabajar las vegas, ingenios primitivos, sitios y estancias de labor, servicio doméstico, los  tejares y más tarde para la construcción del Ferrocarril del Oeste. Pero es a partir de 1847-1850, en adelante, cuando se puede verdaderamente hablar de un crecimiento en las diferentes esferas de la sociedad local.  A su verdadero despegue económico como población contribuyo su crecimiento, la ubicación a orilla de la Calzada Real del Sur21,(hoy calzada de Bejucal) y el trazado de las paralelas del Ferrocarril del Oeste, inaugurado el 23 de junio de 1860 22.Estas vías de comunicación facilitaron el acceso a un número mayor de veraneantes y bañistas. Es precisamente en los nuevos tiempos de bonanzas el momento cuando,-estimulado por la aludida elite habanera-, reaparece el sentimiento separatista. Este sentimiento segregacionista que se dio en  Calabazar, en ocasiones, por razones  idénticas se produjo en esos tiempos en otras localidades habaneras, pero en este espacio, en particular, surge cuando este núcleo humano comenzó a desarrollarse y cobró vida propia, en momento cuando la creciente umbilicación económico – social de la localidad con la capital, y su condición dependiente de una triplicidad de jurisdicción: Santiago de las Vegas cabecera jurisdiccional; Bejucal, partido judicial y La Habana centro económico principal, impedía su desarrollo, en los vínculos económicos externos y, por qué no decirlo también, en la desatención y el olvido en que permaneció el poblado durante muchos años a pesar de su prosperidad económica; estas "realidades" fueron tergiversadas y hábilmente aprovechadas por sórdidos intereses de propietarios absentistas  que deseaban beneficios para sus intereses económicos y políticos. Esos propietarios estaban encabezados por Rafael de Quesada, propietario de la “Obra pía de Meireles”, Ángel Morales, Dionisio Roy, Lucas Padrón y Pedro Torres, con el apoyo de los comerciantes absentistas de la capital para fomentar un estado de opinión segregacionista en el vecindario, con el propósito de incorporar esta localidad a la jurisdicción de la Habana como una Capitanía de Partido, hecho que sin duda, representaría determinadas ventajas que harían crecer sus inversiones. Para lograr su propósito estimularon en los vecinos sentimientos adversos a la localidad cabecera23. En los documentos consultados aparecen en detalle los argumentos utilizados, todos de carácter económico – jurídico; elevados al Gobierno y Capitán General de la Isla. Para analizar dicha solicitud se creó una comisión investigadora que arribó a las siguientes conclusiones: “...que la triple jurisdicción en que se encuentra Calabazar es lo más anómalo y debe ser lo más oneroso posible...”24.He aquí las raíces nefastas pero ciertas de ese sentimiento de segregación y localismo sembrado; que lejos de desaparecer, ,- por diversas causas-,-, fue creciendo y se extendió hasta el siglo XX.

El Clímax del descontento y sus  causas

 El antagonismo alcanzo su clímax, hacia la década del 40 de este último siglo cuando surgió un fuerte estado de opinión pública que aspiraba a separar este barrio del municipio santiaguero, al que permanecía unido durante casi dos centurias, para constituirse en municipio independiente. Se pensaba idílicamente que de este modo se podrían alcanzar el mejoramiento y la prosperidad así como el embellecimiento local al que se aspiraba, pero que escasas veces recibía. Este movimiento sustentado en aspiraciones justas pero pensando erróneamente que no existía otro camino para que las autoridades del término centraran su atención en los asuntos de la barriada, constituyó un “Comité de Lucha pro municipio  Calabazar”, que contó  con el apoyo de algunos  lugareños.

 El día señalado para proclamar  el anunciado municipio la prensa de Santiago de las Vegas informo en un artículo critico-informativo publicado a raíz de los acontecimientos el impacto que provoca  el triste suceso:

Calabazar se Constituye Municipio revolucionariamente (1943)

  “ Esta tarde en un acto que pretende ser resonante , el Comité Pro-Municipio Calabazar, importante barriada urbana de este Termino, hará la proclamación de su independencia en parodia lamentable de la solidaridad del día, constituyéndose en Ayuntamiento simbólico y, como es natural designando su Alcalde, etc. etc.

Y continua mas adelante…,

“Desde luego que no todos los vecinos de aquella culta demarcación aprueban esta obra pues comprenden que sería más útil dirigir los mejores esfuerzos hacia la gran unidad municipal existente, reclamando derechos legítimos, y no crear un organismo que jamás tendrá el vigor necesario para cumplir las funciones de su responsabilidad”.25.

  Mirando este acontecimiento con el prisma de tiempo y espacio lo expuesto en esta crónica era totalmente cierto. No obstante era la única vía que se considero apropiada para encauzar sus inquietudes. La actitud de inconformidad y el reclamo popular frente al abandono que sufría la comunidad, hizo que las autoridades municipales de turno, salvo alguna  honrosa excepción, acusaran a los vecinos de este pueblo de localistas y regionalistas, apelativo que además de injustos no se corresponde con la verdad y muestra un total desconocimiento de las causas de la protesta y el lejano origen de dicho estado de opinión. Es cierto que, como suele ocurrir en estos casos, detrás de este anhelo popular se movían otros intereses locales; comerciantes, industriales, políticos, etc, que deseaban aprovechar ese estado de opinión para canalizarlo hacia sus posiciones.He aquí el lado oscuro y enigmático de aquel fenómeno. No cabe la menor duda que el localismo y el regionalismo en cualquiera de sus manifestaciones es condenable y debe ser rechazado, así lo manifestó un ilustre hijo de este puebloel historiador René Lufriu y Alonso, poco antes de su desaparición física: “Hacer de la Villa preferida un afecto que subordina a ella, la nación, es un error muy grave… La Patria es suprema unidad; no pueden los pedazos de su territorio, mirarse disgregados…Todo es un solo hogar..26. Sin embargo, después de este análisis histórico todos estamos de acuerdo que lo ocurrido en esta barriada en la década del cuarenta no debe ser confundido con episodios de ese tipo. Es únicamente la respuesta ciudadana ante el abandono y la desatención de que era víctima esta barriada Este pueblito nunca llegó a sufrir la ceguera del localismo estrecho y enfatuado que hace de la villa un caprichoso microcosmos  y que tanto perjuicio causó en la historia nacional. Tampoco sus pobladores desarrollaron sentimiento alguno de animadversión a los forasteros, por el contrario su propia historia comprueba que con estos vivió y se mezcló en fraternidad. Ese fenómeno como ya se analizó tiene en esta villa otras causas: “el pueblo debe sus antecedentes, nacimiento y sostén al intercambio con la capital y en menor medida con la cabecera jurisdiccional, hasta el extremo que  a ellas permaneció atadas como por un ombligo. De igual modo, durante muchas décadas, las riquezas aquí producidas tomaron esa dirección en perjuicio de la localidad” (sic).

  Ciertamente se percibía en esos tiempos,-como ha ocurrido en otros sitios,- una sana rivalidad “pueblerina”  entre Santiago y Calabazar  que tiene sus raíces en el problema esbozado y en el orgullo que cada parte sentía por su terruño, sin llegar a constituir motivo de agravio y mucho menos de contienda .Afortunadamente, ese espíritu segregacionista a pesar de resurgir en otro contexto y por otras causas jamás empañó las magníficas relaciones que desde tan lejana época existió entre calabazareños  y santiagueros.

  Reflexionando a tan distante episodio, considero que los calabazarenos pueden estar orgullosos de haber pertenecido a este  municipio, con una ciudad cabecera como Santiago de las Vegas con una rica historia colonial y republicana, y un desarrollo económico, cultural y social que la convirtió en localidad primada y “Atenas de la Habana”; a los santiagueros también, por tener a  esta población junto al rio como parte del municipio.

 A esta altura de nuestro análisis es válido esclarecer que,- a pesar del estigma de aquel nefasto episodio que tuvo orígenes lejanos,-tal modo de pensar y manifestarse es completamente ajeno a la idiosincrasia y al temperamento de los hombres y mujeres que aquí residen. La verdadera raíz del problema estaba en la actuación de la municipalidad que dio origen a la inconformidad y a la rebeldía de sus pobladores mostrando, pese a su dimensión, el rostro de un pueblo bravío e inconforme. A pesar de malograrse el objetivo, la firme actitud de los vecinos y la magnitud de la protesta obligo a las autoridades a poner más atención en las cuestiones de la barriada, aplicando una serie de disposiciones que representan bálsamos para calmar la irritación existente. Los problemas acumulados eran tantos y de tan diversas índole, que las obras ejecutadas por la municipalidad para dar respuesta no resolvieron las cuestiones esenciales que originaron la protesta, además los presupuestos aprobados no se correspondía con el aporte que hacía a los fondos municipales, situación que se agravó considerablemente a  finales de la década del cincuenta. La revisión de la prensa de la época ilustra esa problemática.(ver imágenes de prensa)

 Aquella insolita idea de añeja raíz demoraría en desaparecer atravesando momentos de eclipses y también de progresión en dependencia del contexto histórico. Es precisamente esta la razón que ese estado de opinión se proyecto hasta enero de 1959, y hasta más allá. Era evidente que ese sentimiento no había desaparecido. El problema radica en que los ciudadanos consideraron idílicamente el nuevo panorama  una fuerza renovadora frente al statu quo existente hasta esos instantes, un fuerte atractivo y una aparente luz de esperanza para el olvidado poblado. La cuestion radica en que la desidia y el abandono imperante y la desilusión reinante eran muy marcados en los sectores populares que vislumbran con este acontecimiento un cambio en la situación económico y social. Por las razones antes apuntadas, en la  etapa inicial del triunfo de enero se produce un resurgimiento de las ideas segregacionistas existentes  décadas atrás. Como espacio urbano y  cultural y de  actividades económicas importantes requería de la atención adecuada de las autoridades locales. En este contexto se veía una nueva posibilidad para cambiar la situación imperante. No es casual que a raíz de este acontecimiento se creó un nuevo Comité de Lucha “Pro- Municipio Calabazar”, que tuvo vida efímera, por cuanto las nuevas autoridades  divulgaron la idea que era un grave error aquel propósito en momento en que el país reclamaba suprema unidad de los sectores populares que habían barrido el pretérito régimen dictatorial.

La raíz y el daño causado por la  inusitada idea sembrada en el siglo XIX ha atravesando y recorrido momentos de progresión y nefastas consecuencias, también de eclipse y retroceso en dependencia del contexto; por otra parte,-desde el punto de vista de las ideas-, también ha servido de cardo de cultivo para que  los desconocedores de esa verdadera historia enjuicien injustamente cualquier manifestación de descontento del vecindario como rasgo de reminiscencia de aquel triste capitulo. No hay nada más absurdo y apartado de la realidad. En medio de los cambios y transformaciones acontecidas en los últimos tiempos nadie recuerda hoy el amargo episodio, muchas cosas han variado; la  otrora y legítima entrada al pueblo hoy no es la misma. Su puente colonial bajo cuya estructura se deslizaban las aguas del Almendares y el Rincón de las Madres que daban la bienvenida a los forasteros, ha desaparecido, también algunas edificaciones  patrimoniales  y hasta tradiciones. Sobre la techumbre de las viviendas ha dejado de caer el hollín de las chimeneas. El olor a ladrillo y barro se ha ido extinguiendo del olfato y en la memoria; las torres y  estructuras abandonadas con chimeneas restos de los antiguos tejares descubre los signos de su dañada identidad y  la metamorfosis acontecida. Este espacio hoy de silencio melancólico es el resultado  de un pasado y un presente de  las ensoñaciones de los que peinan canas. Para ellos este pedazo de tierra encerrado en curioso triangulo geográfico entre dos corrientes fluviales, cabe toda la felicidad del mundo a pesar de las sensible perdidas y afectaciones patrimoniales. Ya no es el retiro apacible de años atrás donde las poetisas Dulce María Loynaz; Renee Méndez Capote; María del Billar Buzeta; el poeta del romanticismo criollo de todos los tiempos José Ángel Buesa ;el escritor Eliseo Diego; los pintores Diego Hurtado de Mendoza, Juan José Sicre, Florencio Gelabert, Fernando Boada ,René Portocarrero, el pintor frances Richard Jean Sánchez Hattemberger ,el artista plástico José A. Bencomo y el  controvertido escritor colombiano José María Vargas Vila, buscaron refugio en el embrujo de tan sosegado sitio. Todos atraídos por este apacible lugar cercano a la capital. Un pueblo nunca  visitado por el gran novelista de todos los tiempos Graviel García Márquez; sin embargo reflejado paradójicamente en su “Cien Años de Soledad”. Un pueblo viejo pero no tanto como las aguas que lo circundan.

A la altura de estas líneas es posible realizar una pregunta: ¿Qué representa hoy este pueblo para sus hijos? Representa una cultura urbana agobiada temporalmente por el infortunio. No obstantes estos inconvenientes existen muchas razones por  las que se puede  enorgullecer el vecindario; su rica historia, la fama de sus aguas y su alfarería;  sus tradiciones, la cantidad de patriotas que aporto  a las luchas por la independencia nacional y la justicia social y la bravura de sus hijos. A pesar de las transformaciones impuestas y ajenas, sus habitantes se empeñan en preservar  ese aire de espacio de identidad que se muestra en la mirada cálida de la imagen de un pueblo con el olor a humo y arcilla de sus tejares que como un viejo con paso tardo se resisten a dejar su pasado. Un vecindario,-muestra minúscula de tradición y cubania-, que demanda con urgencia los mismos derechos, porque tiene los mismos deberes que los demás de la República de marchar por las sendas del progreso. Alejado de cualquier exageración innecesaria, avalado únicamente por los anales del municipio y la provincia este humilde Herodoto, conocedor de la geografía y la historia provincial comprende que estamos en presencia de un pueblo con una historia escrita con mayúscula  digna de divulgar.

Esta son las memorias del controversial nombre, de la aneja y dolorosa idea separatistas y las razones de la definición de su denominación. Felizmente ese espíritu segregacionista que resurgió en otro contexto histórico y por otras causas, jamás ensombreció las relaciones que desde tan lejana época existió entre calabazareños, santiagueros y capitalinos. Nada ni nadie jamás ha podido eclipsar esos vínculos. Por fortuna esa contradicción ha desaparecido, estas localidades lamentablemente tienen hoy el mismo padecimiento  y requieren las mismas respuestas y soluciones. En la  actualidad el patronímico Calabazar de la Habana tiene otro significado y es valido su uso por el  simple hecho de su ubicación geográfica en esta provincia para así  distinguirlo de otras localidades de la república identificadas con ese mismo nombre sin que tras ello se esconda ningún nefasto propósito segregacionista. Ese es un capitulo cerrado de nuestra historia.

EPILOGO

 Lo expuesto demuestra que la trayectoria de este espacio territorial se encuentra inter-relacionada con la historia de su entorno y del país, lo cual, en mayor o menor medida,- independientemente  a sus peculiaridades-, ha tenido incidencia en sus orígenes como comunidad humana, en su idiosincrasia  y su evolución hasta estos nuevos tiempos. El estudio de todo su proceso precedente y su formación como núcleo humano comprueba la significación que en esto desempeñan los vínculos económicos y sociales internos y externos y especialmente su rol en el nacimiento de las ideas y en su cultura, etc, que,- en cierta medida-,contribuyó a diferenciarlo de otros núcleos poblacionales de la región histórica. Ha quedado demostrado también que esta comunidad nunca fue una localidad deprimida económicamente, sino que evolucionó a partir de una economía de servicio y una industria alfarera incentivada principalmente por intereses foráneos, hasta la presencia más tarde, en el siglo XX, de una economía que tuvo como base una prestigiosa  industria local cuyos resultados no se invertían en su beneficio.

Se confirma que, independientemente de coyunturas transitorias contradictorias y pérdidas patrimoniales acontecidas, el 15 de octubre como fecha en que cada año esta localidad celebra su cumpleaños-, independiente del apelativo propuesto,- es válido y digno de festividad, porque ese día de 1830, es cuando su existencia como nueva población quedó legalmente reconocida en Cuba y ante la corona española. Sin embargo, en necesario acentuar que con el vetusto nombre, “Calabazar” dado al primer corral aquí establecido hace más de cuatro siglos, es  cuando verdaderamente se inició la historia  de este paraje .Ambas fecha junto con las festividades del santo patrón son legítimas y dignas de recordar en las crónicas de la historia local. Es hoy uno de los pueblos de la municipalidad con una rica pero ignorada historia que a pesar de sus afectaciones materiales y patrimoniales mantiene vivo en su memoria el recuerdo del esplendor pasado. Un micro mundo, base insustituible de la sociedad, un pueblo altamente vulnerable que requiere atención sistemática y cuya solución por razones económicas, de operatividad y inadecuado alcance en la gestión oficial ha incidido de forma negativa en la vida material y espiritual de la barriada. Situación que  no ha contribuido en modo alguno al desarrollo de un ambiente favorable  lo que ha traído aparejado el escepticismo y descontento de muchos y un decrecimiento del entusiasmo y de la participación popular en todas las esferas de la sociedad. Estas realidades han engendrado determinado nivel de disgusto y reticencia en el vecindario, una disminución de la participación social, y, en consecuencia, un marcado crecimiento de algunos elementos superestructurales de importante peso en la conciencia social del vecindario,-y para ser mas exactos-, una de  las causas de salidas al exterior y la creciente emigracion.

 Hoy es grande el inventario de problemas y necesidades acumuladas históricamente que van, desde las económicas, las  de tipo laboral, demográficas y urbanístico hasta las de cuidado y protección del patrimonio histórico-cultural, de recreación y servicios, etc. Para erradicar estos males es necesario realizar profundos cambio en todas las esferas de la sociedad .Calabazar, no es en la actualidad la activa y bella población de décadas atrás, hecho que contrasta  con el abandono que hoy se aprecia por doquier. Es necesario premura en las  respuestas para su desarrollo y la preservación de su identidad. Tan solo de esta manera se podrá poner fin a cualquier resurgimiento de la nefasta y dañina ideas expuesta en líneas predcedentes. Esto solo se puede lograr como afirmo irónicamente en su máxima el escritor italiano Giusseppe Tomassi di Lampedusa en su Gatopardo:”...para que todo siga como está es preciso que todo cambie". Esta localidad necesita una sacudida, romper barreras y obstáculos que la saque de tal depresión, que todo cambie. Solo el desarrollo "sostenible" y la solución de los problemas pendientes en las diferentes esferas de la comunidad permitirá erradicar por siempre entre los lugareños y sus convecinos ese absurdo modo de pensar y con ello erradicar definitivamente cualquier epíteto ignominioso que pueda escindir al enjuiciar injustamente a su vecindario.

En resumen, esta es la historia del controversial nombre y las razones de su completa definición: simplemente “Calabazar” como es identificado en la actualidad. Futuras investigaciones deben escudriñar y profundizar en el tema para enriquecer y esclarecer las interrogantes que pueden quedar en el tintero. Estas líneas están impregnadas de un sentimiento de amistad y unidad en un municipio,- por raíz y naturaleza multilocal-, una jurisdiccion de la Habana  unida por su propia historia donde jamás fructificara en modo alguno  ideas nocivas que enturbien esa raíz. Eso es fruto de un triste , lejano e irrepetible episodio.

 VALOR DEL TRABAJO EN EL CAMPO CIENTIFICO 

Representa un pequeño aporte que contribuirá, además de incursionar en tal asunto,  apartar ese absurdo y dañino  modo de pensar evitando en lo posible su  resurgimiento y de paso erradicar definitivamente cualquier epíteto ignominioso que pueda escindir al enjuiciar injustamente a su vecindario, esta constituye la Justificación y valor del trabajo en el campo científico y especialmente en las Ciencias Sociales en general. Con él se comprende la interrelación existente entre el todo y las partes en cualquier hecho, fenómeno  o acontecimiento y como eliminar las concepciones erróneas y dañinas que enturbien la armonía de ese todo.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo ha sido posible por la colaboración y valiosa ayuda de los especialistas del Archivo de La Oficina del  Historiador de La Habana y del Archivo Nacional de Cuba que  pusieron en mis manos una información de un valor incalculable para su terminación y en especial a los técnicos y especialistas del Museo Municipal de Santiago de las Vegas por las facilidades brindadas en el acopio de la información; las Bibliotecas Nacional “José Martí”, la Rubén M. Villena de la Universidad de La Habana y la ”Mas Luz” de Santiago de las Vegas por la importante labor de referencia y consultoría. Las colegas y amigas Licenciadas Yanel Blanco y Belkis Reina que revisaron, asesoraron y apoyaron desde su inicio este estudio..A la Licenciada Magaly González que tuvo la amabilidad de revisar con ojo crítico  la primera versión manuscrita y borrador de esa obra. En fin, mi profundo reconocimiento a todos los que de una u otra forma han hecho posible la redacción del presente artículo. A todos mi sincero agradecimiento.

Acerca del autor de la web

M c. Dr. Ciencias Históricas. Profesor Universitario, historiador y escritor con publicaciones en Cuba, España, Estados Unidos y Latinoamérica. Especialista en Cultura y tradiciones e Historia Regional y Local. Ha participado en eventos nacionales e internacionales de Historia, Cultura  y tradiciones.En su vida profesional ha dictando conferencias en temas históricos y de la Cerámica Cubana.

 

CITAS Y NOTAS

 *El sustantivo “Nueva Palmira” supuestamente  proviene de la desaparecida ciudad de “ Palmira”.Situada en un transitado oasis sirio; Fue en los siglos I y II d.C. uno de los centros culturales y comerciales más importantes del mundo antiguo y punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda, que atravesaban el árido desierto del centro de Siria. ,(hoy patrimonio de la Humanidad). Había sido visitada por  el  Pbro Felipe Santiago Torres Leyva.El Calabazar de esos tiempos era también un oasis en el tortuoso camino   desde y a la capital,  sitio que aflora  desde inicio de  siglo XIX, por una  intensa y prospera actividad comercial atractiva  para veraneantes y .bañistas en el centro-sur habanero.Era también un homenaje de recordación a la desaparecida ciudad asiática

1-Francisco Montoto. Historia de Santiago de las Vegas. Edición  mecanografiada. Archivo del Museo Histórico Municipal. 1938

2-Eduardo Milian B. Síntesis Histórica de Calabazar. Editorial Imágenes.

3-Francisco Fina García. Historia de Santiago de las Vegas

*-Se ha respetado la ortografía original (Calabazal)que aparece en el acta de solicitud del referido corral, en el curso medio del rio La Chorrera, en 1577.

4- Actas Capitulares de San Cristóbal de La Habana. Oficina del Historiador de la ciudad. Tomo III     1575-1578). Pág. 167

5-Eduardo Milia B. Calabazar de la Habana: un nombre, una leyenda.

6- Marrero, Levi. “Cuba; Economía y Sociedad.”Edit. Playor S.A. Madrid. Tomo III. Pág. 237

7--Juan Francisco Zaldívar: Manos Fundadoras.

8- De la Cerda Ortega, Ada Belén: Calabazar: una localidad olvidada por la historia. Tesis en opción al Título Académico a de Máster en Estudios Históricos Regionales y Locales. Pág. 41

9- Eduardo Milian. B.Calabazar de la Habana; La historia ignorada de un pueblo olvidado.(en proceso editorial)

10- Humboldt, Alejandro.”Ensayo Político sobre la Isla de Cuba.”La Habana. Edit. Cultural S.A.1930. Tomo III.  Pág. 33-34.

11- Tornero Tinajero.Sobre la fundación del pueblo de Santiago de las Vegas. A:G:I, Gran Canaria, 1982. Pág.519.

12- De la Cerda Ortega, Ada Belén. O, it.

13- De la Cerda, Ada Belén.Tésis Cit. Pág. 43

14- Tornero Tinajero, P. Ob. Cit. Pág 519

15-Eduardo Milian B. ¿ Calabazar de la Habana  o Santa Cristina? Una histórica polémica, (inedito)

16-Rousset, Ricardo V.”Historia de Cuba”.La Habana, 1918. Tomo I. Pág 163

17- Marrero, Leví. Ob. Cit. Pág. Tomo IX, pág 214.

18- De la Cerda, Ada Belén. Tesis Cit. Pág. 43

19- Museo Histórico Municipal .Archivo. Libro de Actas del Cabildo de Santiago de las Vegas. 15 de octubre de 1830.

20-Eduardo Milian B. Periódico Tribuna de la Habana. Cumpleaños 153 de Calabazar de la Habana.

21- Gaceta de la Habana, periódico oficial del Gobierno, no. 144, miércoles 26 de junio de 1861.

22- A. N. Gobierno Superior Civil. Legajo 20. No.1159. 1856.

23- A. N. Gobierno Superior Civil Ibídem.

**-Museo Histórico municipal. Registro del subsidio industrial. Santiago de las Vegas(1940-1950).

24-Reflexiones del Director. Periódico Municipal " Géminis". 5 de agosto de 1945. p1.

25- Elogio al Sr. René Lufriu y Alonso, por el Dr. Tomás de Justiz del Valle. Imprenta siglo XX, 1944. La Habana. Pág. 72.