Fotogalería: CAMINANDO POR EL TEMPLO DE SAN LAZARO EN RINCON

CAMINANDO  POR EL TEMPLO DE SAN LAZARO EN RINCON

Prof. Eduardo Milian (Historiador) Protegido por los derechos de autor. Prohibida su reproducción sin autorización.

“Como Lázaro está muerto, un pueblo que por si propio no vive; recuérdese a un Mesías cuando hay alguno que lo sacuda, lo conmueva, lo anime y lo levante”    José Martí. ( * )

INTRODUCCION

Origen de la Iglesia

          El templo dedicado a San Lázaro quedó inaugurado en Rincón en febrero de 1917, el padre Apolinar López fue el primer sacerdote que atendió la iglesia ―primera de su tipo en este sitio―, dedicado durante 37 años al cuidado de los enfermos de lepra. Hasta este punto se dirigieron los primeros peregrinos que llegaron a Rincón en ocasión de la festividad del 17 de diciembre de ese año, primero celebrado en un alejado lugar de la capital.

Arquitectura y ambiente que rodea el recinto

         Un florido parquecito antecede la entrada del templo en cuyo jardín fueron sembradas cuatro semillas procedentes de Brasil y que dieron vida a impresionantes Trinitarias Tormentosas, frondosos árboles que, según versiones, curaban la lepra. Estos imponentes árboles ofrecen hoy a peregrinos y visitantes un ambiente de paz, serenidad y bienestar en correspondencia con el recinto religioso. Otras especies complementan el ambiente de la floresta: pequeños arbustos, álamos y un arbolillo denominado ylang-ylang, de cuyas flores según se dice, se extrae un delicado perfume.[1]

En 1936 se iniciaron las primeras obras de reconstrucción del templo y es sustituida la madera por mampostería, pero no es hasta 1960 que se termina la primera fase de ampliación. En los años cincuenta, se edificó sobre el altar mayor una cúpula rematada por una cruz y en los exteriores un portal techado con cristales (ya desaparecido). Esta ampliación se logró gracias a las limosnas y donaciones provenientes de la generosidad pública, recaudadas por las Hermanas de la Caridad, única compañía para tanto dolor. Durante casi cuarenta años esa arquitectura se mantuvo invariable, hasta que en 1990, bajo la rectoría del presbítero Ramón Suárez Polcari, se realizaron algunas ampliaciones, como la construcción de dos naves laterales con que cuenta en la actualidad y que ha facilitado un mayor espacio para el flujo de personas los días señalados, se eliminó el antiguo portal, se reforzaron paredes y techos, y se repararon las vigas, la herrería, las puertas de acceso y los ventanales. Se colocó un piso de mármol y se realizaron otras reparaciones menores. Estos cambios modificaron la construcción inicial del templo. En la actualidad es una iglesia de sobria decoración cuya estructura no responde a un estilo arquitectónico definido, aunque se inspira en el barroco colonial con un ligero toque de eclecticismo. Pero llama la atención por la modernidad de sus líneas y su iluminación natural. Está formada por una nave central y dos pequeñas laterales en forma de cruz latina de la que los brazos forman dos capillas para el auxilio espiritual de los enfermos y el altar mayor y presbiterio. Su parte frontal exhibe tres campanas ubicadas bajo tres arcos de medio punto. En la parte superior de este campanario y en el centro de la torre, se encuentra un reloj de forma circular. Debajo un friso frontal con un tragaluz cuyo cristal forma una cruz. Al fondo de la iglesia, una hermosa sacristía, un salón de juntas y en los altos las habitaciones del Capellán.[2] La fachada del templo tiene tres entradas con arco de medio punto y puertas coronadas con cristales sujetos con simples travesaños de madera. El ancho de estas puertas permite la entrada y salida de grandes grupos de fieles. Alternando con las puertas hay cuatro ventanas también de madera culminadas en pequeños  arcos de medio punto donde predomina el cristal. Los laterales del edificio son exactos. En ambos reaparecen puertas y ventanas con estructuras similares a la del cuerpo central.

El interior del Templo

 En el interior del templo existen varios altares o capillas con imágenes de los santos más venerados por el pueblo cubano. En la parte central de la nave se encuentra el Altar Mayor, donde se halla san Lázaro Obispo. El altar mayor, los existentes en los laterales y el arco donde se halla situado el Lázaro Milagroso ―que dicho sea de paso es la imagen más antigua y venerada del templo y ocupa una posición privilegiada en la capilla de la izquierda― son de estilo neogótico. Se encuentra protegida por una urna de cristal.[3] Lo conforman elementos neoclásicos y románicos que logran un conjunto ecléctico, reflejo de un fenómeno típicamente cubano. Esta iglesia es considerada en la actualidad uno de los más afamados y relevantes templos religiosos de nuestro país. Razón que ha elevado a esta pequeña iglesia nacida para el auxilio espiritual de los enfermos, a la categoría de Santuario.[4]

       El personal religioso

Es imposible escribir acerca del hospital y templo de san Lázaro y de la historia de Rincón, sin resaltar de paso, la encomiable labor del personal religioso que con amor y desinterés prestaron y continúan dando atención a los pacientes con el propósito de calmar el dolor físico y moral que provoca la difícil enfermedad. En especial a sus iniciadores en Rincón; el Rvdo. Padre Monseñor Apolinar López,[5] ejemplo de humildad, honestidad, sacrificio y entrega al que gime en el lecho del dolor y la miseria, labor que hoy continúa en su ministerio sacerdotal el Rvdo. Fernando Rivero Hernández[6] y las sacrificadas Hermanitas de la Caridad, cuya cabeza visible fueron sor Ramona Idoate y sor Antonia Barbero,[7] que por muchos años ocuparon la responsabilidad de Madre Superiora. No podemos olvidar en este recuento a las que hoy continúan esta extraordinaria labor cristiana: la Madre Superiora Marta Calvo y las hermanitas sor Elvira García y sor María Santillana, entre otras. Todas trabajaron o trabajan con amor y pasión con los enfermos, para hacerles más llevadero el estigma que les ha tocado vivir. “Ellas son las únicas que endulzan las constantes amarguras de una vida de decepción, ellas, en nuestros últimos  momentos con su cariños y cuidados hacen que al partir para la eternidad no llevemos la triste y dolorosa impresión del abandono… Ellas son el amor de los amores”.[8] Así las describió uno de los pacientes del histórico centro hospitalario.

En todo momento de la vida del enfermo, las hermanitas de la Caridad se encuentran a su lado. De este modo, ha ido tejiéndose así, con el transcurso del tiempo, una interesante historia de amor y lucha entre tantas personas ignoradas  que dejaron ahí sus vidas y que hoy permanecen en el más anónimo recuerdo, tanto enfermos como Hijas de la Caridad. 

Este centro de tradición religiosa que se levanta y se mantiene en el corazón de Rincón, gracias a la devoción, forma parte de la religiosidad popular más genuina de la nación cubana. Por esta razón los cubanos defienden  y preservan este fenómeno religioso con toda la historia que conlleva. La llama y la devoción a san Lázaro continúa encendida como parte de las tradiciones más antiguas de nuestra cultura.

Papel del santuario de san Lázaro en la cultura nacional

¿Por qué el hospital y el santuario de San Lázaro, a pesar de su centenaria existencia y su valor histórico-cultural no ha sido declarado Monumento Nacional? La respuesta la ofrece el Rvdo. Ramón Suárez Polcari, del Arzobispado de La Habana, quien afirmó: “Habría que hacer un estudio para analizar si realmente posee los requisitos necesarios para obtener esa distinción…”  Y agrega.  “Pero si en alguna ocasión se le otorgara un nombramiento de tanto relieve, no sería propiamente por las características artísticas, arquitectónicas o escultóricas del mismo, sino por lo que representa para la cultura nacional y por su importancia  dentro del panorama religioso  popular cubano”.[9]    

     Sin duda, el Hospital y la Iglesia de san Lázaro, por su valor histórico-cultural y como reconocimiento a sus valores como conjunto histórico-tradicional y ejemplo de cubanía, es meritorio de tal reconocimiento.

    Durante la visita del Papa Juan Pablo II al hospital y templo de san Lázaro y sus palabras a los enfermos, detalló el valor divino del dolor, su misterio y la fe, haciendo honor al personal religioso, médicos, enfermeros y técnicos del hospital. Esto es dignidad humana y consuelo para el desalentado.

     Otro hecho significativo en esta historia ha sido la visita de la imagen de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre (la virgen mambisa) que en su recorrido por la Isla arribó al santuario de san Lázaro el 22 de septiembre de 2011, y fue recibida por las religiosas, el Párroco de la Iglesia y todos los pobladores de esta localidad.

     En estos instantes el personal religioso del hospital y templo de san Lázaro colabora no solo con la dirección del centro, sino también con las autoridades locales en la atención a los casos sociales del entorno y contribuye a la difusión de las medidas profilácticas  y  de atención a los pacientes curados. Es decir, que “…la relación del hospital con la comunidad religiosa ha sido y es muy valiosa por los estrechos vínculos que mantienen ambas instituciones, no solo desde la llegada de las monjas al hospital sino desde el primer presbítero que se ocupó de mejorar la vida de los pacientes y garantizarles su bienestar”.[10]

     Esta es ―en resumen― una larga historia iniciada en la Caleta de san Lázaro, en La Habana y que hoy continúa en Rincón como patrimonio de la localidad y parte indisoluble de la historia nacional11.

       Acerca del autor

 Mc. Dr. Ciencias Históricas. Profesor Universitario, historiador, periodista  y escritor con publicaciones en Cuba, España, Estados Unidos y Latinoamérica. Especialista en Cultura y tradiciones e Historia Regional y Local.

CITAS Y NOTAS

( * )  G. Argilagos, Rafael. “José Martí. Granos de Oro.”  Cuadernos de Cultura. Sexta Serie. Publicación del Ministerio de Educación, La Habana, 1942. Pág. 24.

[1] Laciel Zamora: El Culto a San Lázaro en Cuba, Colección Fuente Viva, La Habana, 2000, p. 31

2 Lucía Ortega Álvarez: Iglesias de Cuba, Editorial Agualarga, Madrid, 1999, pp. 102-111.

3-Según testimonio del Rvdo. Padre Ramón Suárez Polcari, que aparece en la obra El Culto a San Lázaro, de Laciel Zamora: “esta imagen en 1994 sufrió un accidente que obligó a trasladarla a España para su restauración y regresó a Cuba en octubre de 1995.

4-El Santuario es un lugar sagrado, de encuentro y peregrinación para pedir o cumplir promesas o depositar ofrendas a un santo de su devoción. Un lugar que por alguna circunstancia merece respeto o consideración. 5-5-En la década del noventa del pasado siglo, a propuesta del Rvdo. Ramón Suárez Polcari, en la Conferencia de Obispos Católicos, en Puebla, México, le fue concedido a esta iglesia el título de Santuario Nacional. Para reconocerle tal distinción eclesiástica se valoró: “el número cada vez mayor de personas que acuden al lugar en ocasión de la celebración, como en el resto del año; por lo que simboliza este santo en la vida de muchos cubanos; el significado que posee dentro de la cultura nacional; el caudal histórico que hay detrás de sus muros y del hospital, desde su presencia en la capital y hoy en Rincón”.

6-Entrevista a Dra. Matilde Álvarez, quien fuera directora del Hospital Especializado en Dermatológico Doctor Guillermo Fernández Hernández-Baquero, 2000.

7- El reverendo Apolinar López fue un abnegado sacerdote de origen mexicano que durante treinta y siete años se encargó, junto con las Hijas de la Caridad, en la atención a los afectados con el mal. Con su estoicismo característico asumió, en unión de la Madre Superiora Sor Ramona Idoate, un papel protagónico en el vía crucis del traslado de los enfermos a Mariel, compartiendo con los infelices enfermos las vicisitudes sufridas en ese lugar y su posterior traslado a Rincón. Este sacerdote decía: “Para subir muy alto, hay que descender muy hondo”. Siempre se negó a recibir sueldo o mesada por sus servicios  en el hospital y en la Iglesia y la recompensa económica que le correspondía la ingresaba en la cuenta del presupuesto para la atención a los enfermos. Hasta 1951, año en que falleció, solo admitía que se cubrieran sus gastos de ropas y alimentos. Para llevar adelante su sacerdocio sembró  en silencio raíces y elevó sus ramas. Tras su muerte, dejó una estela de cariño y gratitud en todos los que se hermanaron con su trato y su indulgencia sin límites.

8-Se tiene noticias de más de 55 capellanes desde que la iglesia católica comenzó a atender a los pacientes de lepra.

9-Sor Antonia Barbero y Sor Mercedes Sánchez,  fueron condecoradas el 3 de diciembre de 1947. Se le otorgó por el Estado cubano la Orden Cruz de Beneficencia Carlos. J. Finlay por sus elevadas condiciones de sacrificio y dignidad humana. Dejaron obras de beneficencia y caridad incontables.

10-Rvdo Hilario Chaurrondo: “Las Hijas de la Caridad en el Hospital san Lázaro”, Imprenta Ntra. Señora de Belén, La Habana, 1954, p. 19.

11-Entrevista a Dra. Matilde Álvarez, quien fuera directora del Hospital Especializado en Dermatológico Doctor Guillermo Fernández Hernández-Baquero, 2000.