LA MADRINA DE LOS ENFERMOS DEL HOSPITAL DE SAN LAZARO EN RINCON

14.12.2016 17:54

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ENENTREVISTA  A  ROSITA FORNES MADRINA DE LOS ENFERMOS DEL HOSPITAL 

Prof. Eduardo Milian (Historiador) Prohibida su reproduccion por los derechos de autor.

UNA INESPERADA ENTREVISTA

revi Concedida por Rosita Fornés a la comisión de pacientes del hospital dermatológico de Rincón que la visitó.

 —Quienes me declararon madrina del hospital fueron los propios pacientes. Recuerdo que vino a casa una comisión que atendía la parte cultural de los que están allí internados y me pidió que fuera su madrina. Les pregunté: "¿Por qué?", y me respondieron; "Bueno, porque le tenemos mucha admiración y deseamos que vaya a compartir con nosotros".

 Yo fui al hospital de Rincón, por primera vez, llevada por una artista de lVISITA os tiempos del Alhambra, que conocí cuando debuté en la televisión, y que también fue madrina del hospital. Luz Gil se llamaba, era de origen mexicano y se dedicaba a llevar de vez en cuando espectáculos al  sanatorio en los que varias veces me incluyó. Cuando Luz falleció, los pacientes vinieron y entonces me comprometí con ellos.

 Dios es amor, y Jesús, un joven enfermo que casualmente llevaba el nombre del hijo de Dios, es el principio de una historia que comenzó precisamente por amor —y el deseo de hacer feliz— a quienes lo atendieron como verdadera familia.

Sobre él, la artista nos relata:

 —Hubo un joven nombrado Jesús, que considero muy importante mencionarlo ahora, porque él fue quien vino a casa a pedirme, por primera vez, que fuera a compartir con los enfermos.

Desgraciadamente falleció, porque le cayó una pasión de ánimo muy fuerte que lo hizo abandonar el tratamiento y no se dejaba curar ni atender. La historia de ese muchacho era triste, porque estaba desde los doce años en el sanatorio.

 Su más profundo dolor era que la familia lo había abandonado, no le quedaba nadie en el mundo, a excepción de las monjas que lo trataban como a un hijo, y por eso él solicitó mi presencia, que lo fuera a ver porque necesitaba hablar conmigo. 

Cuando llegué, la enfermedad le había avanzado. Aquello fue muy impresionante; la lepra le comió la nariz, la garganta, no tenía casi voz, se quedó sin dedos, y entonces él me pidió, lo recuerdo como si fuera ayer: "Rosita, no quiero que me entierren en el cementerio del hospital, sino en el cementerio de Colón".

Conversé con los médicos y me explicaron que en este tipo de enfermos lo que se debe controlar es que no caigan en ese estado anímico depresivo porque les hace mucho daño, sin embargo, si se cuidan lo más probable es que murieran de cualquier cosa menos de lepra.                                                               

Inmediatamente hice la diligencia con las monjas y con la dirección del hospital para que intervinieran y finalmente cuando falleció lo sepultaron en donde él lo pidió. Tenía cuarenta y dos años cuando murió.

 Una de las cosas que más me impactó durante mi visita al hospital fue el personal médico, incluyendo al cuerpo de enfermeras. Por ellos supe del trabajo de las monjitas, que bañaban a los enfermos, les curaban las llagas y los asistían hasta el último momento.

Las vi ayudándolos a levantarse para que hicieran sus necesidades, o auxiliándolos en cualquier cosa que les hiciera falta, y me causó mucho asombro el saber que ninguna se ha muerto de lepra, ni se ha infectado con la enfermedad a pesar de que se transmite por la sangre.

FUENTE:

1-(Instituto Superior de Ciencias Médicas. Facultad Dr .Salvador Allende Salud y sociedad en la historia de un leprosorio: el caso del Rincón, Tesis

2-Historia de Rincon de San Lazaro. Historia y Tradicion 

Fotogalería: LA MADRINA DE LOS ENFERMOS DEL HOSPITAL DE SAN LAZARO EN RINCON